El despido de más de 20.000 obreros de las minas debido a la fuerte inflación, superior al 24.000%, obligó a muchas familias a trasladarse desde los pozos mineros de Oruro y Potosí a grandes urbes como Sucre o La Paz.
Estas ciudades acogieron en sus barriadas a miles de obreros desesperados por su situación provocando en ellas un desorbitado crecimiento. Entre tanto, poblados como Machacamarca no podrían sostenerse hoy sin la ayuda de Fundaciones y ONG externas. En la imagen se muestra a varios niños y niñas antes de entrar en el comedor de la Fundación Juan Bonal, entidad perteneciente a las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. |