Apadrinados por una familia española, Innocent y Jadiche sonríen felices. Ellos gozan de la suerte que supone asistir diariamente a sus clases, no sólo por el privilegio de su formación, sino también por la dicha de saberse queridos por alguien.
Gracias a nuestros padrinos tienen una educación. Gracias a nuestros socios tienen un hogar. |